LA RELACIÓN DE AYUDA ENTRE EL/LA AUXILIAR SOCIOSANITARIO/A Y LOS USUARIOS.
Apuntes elaborados para el Taller de Empleo de Atención Social Integral promovido por el Ayuntamiento de Arucas y el Servicio Canario de empleo a finales del 2009.
PREÁMBULO
La relación de los auxiliares con los usuarios no por estructurada, laboral y circunstancial deja de ser una relación, eso sí, una relación sui generis. En ocasiones el contacto de un auxiliar con un usuario puede llegar a ser mayor que la de éste con un familiar directo, en ocasiones los auxiliares pueden deshumanizar a los usuarios tratándolos cuales objetos inanimados.
La importancia de establecer unas pautas en la que enmarcar la relación cumple un doble objetivo: en primer lugar evitar los factores de riesgo psicosocial en el lugar de trabajo y, en segundo lugar, contribuir a que dicha relación influya de manera positiva en la salud de los usuarios, imprimiendo un valor añadido al trabajo.
CARACTERÍSTICAS DE UNA SANA RELACIÓN
A continuación exponemos unas características que consideramos son requisitos de una relación higiénica en términos de salud mental para trabajadores y usuarios.
1. DEFINICIÓN CLARA Y EXPLÍCITA DE ROLES
La relación de los auxiliares con los usuarios es una relación de ayuda, es decir, una relación en la que existen dos roles claros: una persona, la usuaria, es ayudada y la otra, la auxiliar, ayuda a cambio de un salario.
LA AYUDA DEBE DESMITIFICARSE
Puede ser liberadora o alienante, no debe entenderse la ayuda como algo bueno per se, por lo que el ayudado debe permanecer eternamente e incondicionalmente agradecido. Hay veces, muchas veces, en las que la ayuda beneficia más al que la da que al que la recibe, como decía el precursor del Trabajo Social Luis Vives.
Pasar por la calle y soltarle unas monedas a una persona que vive de la mendicidad puede ser un buen ejemplo de esto. Quien da algunas monedas sale satisfecho, se siente buena persona, ha limpiado su conciencia. Quien queda en la calle, sigue condenado a la mendicidad, a depender de los demás, a instalarse en el peor de los lugares.
Por lo tanto, ayudar no es bueno per se, hay que saber ayudar bien. Los auxiliares tienen un rol definido: ni son familia, no son amigos y tienen derecho y deberes ligadoas al ejercicio del trabajo. Difuminar los límites que implican estos roles es algo peligroso.
Imaginemos que un auxiliar empieza a enamorarse de un usuario o le trata de una manera especial o le tiene un odio o antipatía manifiestos. En tal caso, perderíamos esa estructura de la relación de roles y nos encontraríamos con una serie de problemas.
En primer lugar, nosotros cobramos por atender a todos nuestros usuarios, en un servicio privado porque pagan por ello y en uno público porque tienen derecho a ello. En ninguno de los dos casos sería admisible prestar un mejor servicio a un usuario que a otro. En el supuesto de que le tengamos antipatía a un usuario obviamente vamos a prestar un mal servicio, querámoslo o no.
Si desdibujamos los límites que marcan los roles surge otro problema añadido. Nuestra psique no va a diferenciar de la misma manera mi espacio personal de mi espacio laboral, el límite se desdibuja. Podemos hacer que nuestros problemas personales y nuestros estados de ánimo afecten a los usuarios y que el de los usuarios nos afecte. Perdemos entonces el control, la conciencia y el dominio de nosotros mismos, podemos contestar a un usuario como le contestaríamos a un amigo, etc.
Por lo tanto, la mejor forma de ayudar es aquella que, en base a la experiencia en diferentes disciplinas, a lo largo del tiempo, desde la sabiduría compartida nos dice: el trabajo es el trabajo.
Nunca está de más que se explicite nuestro rol a los usuarios y en ocasiones es totalmente necesario. Un usuario dice, por ejemplo: "Ahora vamos a hacer gimnasia o x actividad y, tú, fulanito, vete haciendo ésto." En esta circunstancia concreta, es importante que aclaremos y explicitemos los roles: "A ver, es importante que sepan que aquí quien se encarga de decírles que actividad vamos a hacer soy yo, te agradezco tu proposición, seguramente hagamos la gimnasia mañana, pero ahora vamos a hacer lo otro."
De no hacerlo, se entorpercería nuestro trabajo, puesto que otras personas podrían decidirse por hacer lo mismo y se pondría en cuestión nuestra autoridad. También podría haber efectos no deseados si no explicitamos nuestro papel: que los usuarios depositen en nosotros unas expectativas que no podamos cumplir.
Expectativas se refiere a lo que la otra persona, "la ayudada" espera de nosotros. Es importante, en el comienzo de la relación de ayuda aclarar cuáles son las expectativas de los usuarios, que es exactamente lo que esperan de nosotros. Es entonces cuando les podremos aclarar lo que realmente pueden esperar: "Vendré todas las semana durante una hora durante los próximos dos meses", "No seremos amigos, seré tu monitor y haremos esto y esto", etc...
Es importantísimo que los usuarios sepan qué es lo que pueden esperar de nosotros porque de no hacerlo podría haber dos posibles efectos perniciosos: 1. Podrían esperar más de lo que le vamos a dar, resultando inútilmente doloroso para el ayudado, convirtiendo el resultado de la relación en una decepción. 2. El usuario no nos pide cosas que sí le podemos dar porque no espera que se lo podamos dar. Ambas situaciones pueden prevenir conociendo las expectativas y aclarar hasta dónde llegamos y hasta dónde no.
LA IMPORTANCIA DEL ENCUADRE
Es totalmente necesario recordar que lo que hacemos es porque nos pagan, que tenemos nuestros límites y tenemos, además de los usuarios, que buscar nuestra felicidad personal y bienestar como requisito para trabajar bien y eso solo es posible si tenemos nuestro tiempo para nosotros. Las relaciones de ayuda deben darse en un contexto laboral, en el que tenemos un tiempo determinado para atender a muchos usuarios y tenemos que atenderlos igual de bien a todos.
Nunca debe olvidarse que ésto es un trabajo y tenemos unos horarios para el trabajo y nuestras horas para nosotros. Ésto también implica que en nuestro tiempo de trabajo pensamos en nuestros usuarios, nunca en nosotros, no podemos estar en el trabajo con nuestra cabeza en casa o en nuestros problemas. Queda completamente prohibido "desahogarnos" con los usuarios de nuestros problemas, bajo ningún concepto. Lo que sí se podría es contarles de cómo hemos solucionado un problema si en determinadas circunstancias consideramos que podría servirle a ellos. La idea es, estamos cobrando para ayudarle a ellos y que seamos felices haciendo ese trabajo. Prohibido llevarse el trabajo a casa, prohibido extralimitarse, prohibido usarlos a ellos en nuestro beneficio, prohibido una relación tú a tú, puesto que sería un engaño.
2. DAR A NUESTROS CUIDADOS LA CUALIDAD DE LO MATERNO
Está demostrado, tras trágicos experimentos que nunca debieran haberse hecho, que un bebé que tiene satisfechas todas sus necesidades nutricias e higiénicas, recibiendo todas las atenciones fisiológicas que requiere, pero tratado sin recibir ningún afecto, muere en muy poco tiempo.
Sabemos también que los niños/as dependen de sus padres para su mera supervivencia. El cuidado materno (no necesariamente de la madre) satisface las necesidades del niño y de la niña, pero supone sin duda algo más. Tiene una cualidad, ve al niño como un ser, lo nombra, habla por él cuando éste no puede, se preocupa por él y no lo cambiaría por ningún otro. Le da la seguridad de que siempre estará ahí cuando se le necesite, que nunca le abandonará, que merece el cuidado. Es el refugio, la que nos daba el alimento esencial. La madre es el Dios de los niños.
Ese eje vertebrador de nuestra psique irá siempre con nosotros, la interiorizaremos y nos automaternaremos. Cuando una herida nos sangre iremos a taparla, cuando el frío aceche nos taparemos con la manta. Hemos aprendido en la edad adulta, al menos en buena parte, a ser nuestra propia madre.
En la persona dependiente, cuidada por un auxiliar, la figura "del que cuida" remitirá necesariamente, en lo inconsciente a lo materno, a quien nos cuida. El cuidado debe ir acompañado de esa cualidad, de ese hacer saber de que se merece ser cuidado, de que se es un ser dotado de identidad, de que no se le va a abandonar, de que se hace con gusto. De que LA MADRE sigue estando ahí, cubriendo las necesidades, de que cuando se va al trabajo LA MADRE volverá.
Lo materno debe impregnar el cuidado, darle esa cualidad que convierte una satisfacción de una necesidad fisiológica en un cuidado. Habrá personas "muy maternales", siempre atentas a los demás, que de forma espontánea se preocupen por los usuarios. Habrá otras que quizá no sean tan espontáneas y tengan que mirar, ver, aprender, entrenar, aprender a serlo. Buen momento para reflexionar acerca de cómo actuamos con nuestros usuarios.
El impregnar de lo maternal nuestras relaciones con los usuarios no implica que nos saltemos nuestro rol. Hacemos nuestro trabajo, pero dando lo mejor de nosotros, sacando eso que llevamos ahí dentro que es terapéutico para los usuarios, que influirá positivamente en su bienestar, como una forma de mejorar el servicio que hacemos. No somos la madre de nadie, impregnamos los cuidados que hacemos de lo maternal, cuidados que hacemos a cambio de un salario, en un trabajo con usuarios que no son nuestra familia, que son usuarios y que como tales los tratamos lo mejor posible, en el ámbito exclusivamente laboral, dentro de nuestras posibilidades.
3. IMPREGNAR DE LO PATERNO NUESTRA RELACIÓN CON LOS USUARIOS
Lacan pintaba un cuadro de lo materno sin lo paterno: la madre era como un cocodrilo que se comía al niño o a la niña y el padre venía con un palo y le cerraba la boca. El cuidado "puede matar" y es ahí donde interviene lo paterno. La expresión de "está para comérselo" o de las personas que "tienden a comerse" a sus parejas guarda ciertas similitudes con el cocodrilo.
La disciplina y las normas son inherentes a nuestra condición de humana y ya existió en los grupos humanos primitivos. Poner límites a nuesta relación limitándola a los roles referidos,
establecer horarios, "echar la bronca", poner castigos, son tareas también del auxiliar.
Establecer normas, impartir disciplina, poner límites se asocia a lo paterno. "Esto no se hace...", "Tienes que...", "Prohibido...". También los castigos, la moral (lo que es "bueno" y lo que es "malo").
"Eso lo tienes que hacer tú", por ejemplo, es una forma de poner límites, de marcar autoridad, de establecer normas. "Ahora te impido la satisfacción de un deseo, pero de esa forma estoy haciendo lo que es bueno para ti". En otro momento o ahora, te explicaré que es bueno para ti que te valgas por ti mismo, pero lo vas a hacer porque lo tienes que hacer, porque yo ostento la autoridad, porque me enfado si no lo haces.
El componente paterno es estrictamente necesario en la relación de ayuda, puesto que permite el crecimiento del individuo, además de impedir y limitar los cuidados, puesto que unos cuidados ilimitados también son perjudiciales.
LAS TENDENCIAS SÁDICAS COMO PERVERSIÓN DE LA RELACIÓN DE AYUDA
La relación de ayuda debe, para ser liberadora, beneficiosa para el que la recibe, despojarse de tendencias sádicas y destructivas, de la perversión a la que se expone toda aquella persona que se encuentra en una posición de poder, de controlar. Todas las personas tenemos instintos sádicos y destructivos, cosa que no es mala, sino inherente a la condición humana y que nuestra psique canaliza de diferentes maneras. Hay que tener exquisito cuidado en que la relación de ayuda sea el lugar en el que satisfagamos estas tendencias de una forma velada, disfrutando del control y del poder sobre otra persona de formas perjudiciales para las mismas. Si hacemos bien nuestro trabajo, pero a su vez disfrutamos de estar en una posición de poder, pero utilizando tal poder en beneficio de los usuarios, entonces sería lo ideal, puesto que también es importante que nosotros nos sintamos bien.
La relación de ayuda debe, para ser liberadora, beneficiosa para el que la recibe, despojarse del dominio de las tendencias sádicas y destructivas, de la perversión a la que se expone toda aquella persona que se encuentra en una posición de poder. Todas las personas tenemos instintos sádicos y destructivos, cosa que no es mala, sino inherente a la condición humana y que nuestra psique canaliza de diferentes maneras. Hay que tener exquisito cuidado en que la relación de ayuda sea el lugar en el que satisfagamos estas tendencias de una forma velada, disfrutando del control y del poder sobre otra persona de formas perjudiciales para las mismas.
Si hacemos bien nuestro trabajo, pero a su vez disfrutamos de estar en una posición de poder, pero utilizando tal poder en beneficio de los usuarios, entonces sería lo ideal, puesto que también es importante que nosotros nos sintamos bien. Encuadrar mismamente la relación de ayuda ya es paternal: las cosas "se hacen así". Imponer normas en beneficio del individuo y del grupo tiene que ver con lo patrno, es pedir consejos, el esperar que digamos, "debo que...", "tengo que"... Lo paterno permite que lo materno sea un elemento de crecimiento: "No, los dientes te los tienes que cepillar tú", "si quieres agua te levantas y vas a cogerla".
Como les contaba en las prácticas con los usuarios de Los Portales, no es recomendable cabrearse a la primera con ningun usuario. "Primero se dicen las cosas muy bien, luego bastante bien, luego bien, luego ya como salga". Siempre conviene que las cosas se digan cuando suceden, no más tarde, y que el usuario sepa exactamente a qué nos referimos. Se critica y se puede ser duro con la actuación: "lo que has hecho está muy mal, merece un castigo, no te lo voy a permitir, es de vergüenza, etc", pero nunca con la persona: "eres malo, eres egoísta, eres...", en ningún caso.
4. EL RESPETO A LA INTIMIDAD DE LOS USUARIOS/AS
No sólo es un derecho, sino que es imprescindible desde el punto de vista técnico-profesional. Nuestra psique tiene "partes" que funcionan a manera de piel psíquica, piel que mimar tanto como la otra.
A veces la estancia en residencias o centros no permite la misma, a lo cual debemos responder disponiendo de espacios propios y de cosas nuestras. Se debe ser respetuoso y llegar, como normal general al menos, hasta donde los usuarios quieran que lleguemos. Si un usuario un día no quiere contarnos alguna cosa, pues también está en su derecho.
Otra cuestión son los usuarios introvertidos en demasía, con los cuales tendremos que desarrollar la confianza que pueden depositar en nosotros para que poco a poco vayan relacionándose con nostros.
TRANSFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA
El término de transferencia lo extrapolamos de la teoría psicoanalítica para utilizarlo con nuestros particulares fines. Una usuaria, por ejemplo, que llama a su hija "mamá" es una usuaria que de forma clara y manifiesta entiende que su cuidadora es su madre. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, está identificación se da a un nivel inconsciente, y es entonces cuando el usuario espera que el auxiliar reaccione de X manera, sea de X manera, tenga X cualidades y le trate de X manera. El usuario, al ver al auxiliar, de alguna manera entiende que debería comportarse de X manera o ser de X manera, le atribuye cualidades que no son suyas. Es a este fenómeno al que llamamos transferencia.
SUPUESTOS SURGIDOS EN EL DESARROLLO DE LAS PRÁCTICAS
1. ¿Qué hago si un usuario me pregunta dónde vivo?
Si nos lo preguntan como broma, podemos contestar como broma. Si realmente quieren saberlo, podemos contestar o no, pero siempre dejando claro que no se nos va a ver fuera del trabajo y que si eso ocurriera fortuitamente simplemente nos saludaríamos, nada de charlas.
2. Un usuario dice estar enamorado de nosotros/as o entendemos eso
Recordar que somos auxiliares, monitores...., que tenemos prohibido mantener cualquier otro tipo de relación y ni siquiera nos lo planteamos. No considero conveniente engañar, mentir... aunque sea de forma bienintencionada a este respecto. No hay que tener miedo de que un usuario "se enamore" de nosotros.
Como norma general, es frecuente que exista un amor hacia la persona que nos ayuda, ese amor de transferencia, que los mismo usuarios pueden confundir con amor. Una persona que requiere afecto lo recibe por un profesional en el desempeño de sus funciones y puede entenderlo de otra manera.
No es malo que el usuario o cliente se enamore si tiene claro qué es lo que puede esperar de nosotros, sin ambigüedades. El cliente o usuario puede llegar a pensar: La persona X es el monitor/a y la admiro, quiero o siento algo por ella, aunque ella solo me quiere como usuario, paciente o cliente.
En todas las relaciones sucede que la dependencia de alguien es mayor o menor que la de la otra, nunca va a ser exactamente igual y la frustración nos permite crecer: Ella es una buena cuidora y me cuida, pero si quiero enamorarme de alguien tendrá que ser por otro lado. Al menos ya sé que soy querible, que merezco ser bien cuidado.
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